Tema: Ámbito hospitalario.
Érase una vez un pedagogo, que una vez terminada la
carrera, estaba paradójicamente desconcertado. Durante cuatro años había estado
oyendo sin parar miles de lugares donde poder trabajar. Lo único que tenía
claro era querer ayudar a los demás. Una mañana decidió, a través de la red,
informarse, más a fondo, sobre los ámbitos que le interesaban. De repente, algo
capto su atención, ¿un pedagogo en un
hospital? Rápidamente, con la ayuda de su iPad, localizó los hospitales más
cercanos en los que podría trabajar.
Al día siguiente, y cargado de ilusiones, se acercó
al primer hospital. Al entrar y dirigiéndose a la recepción preguntó si
precisaban de su ayuda, a lo que le respondieron:
-
¿Un pedagogo en
un hospital? ¿Para qué?
Él, decepcionado, decidió salir sin dar respuesta y
siguió su camino al siguiente hospital. Una vez allí se encontró con una
respuesta no más agradable:
-
¿PedaQUÉ? Aquí
ya disponemos de varios podólogos.
Esta vez, más indignado que decepcionado, decidió
probar suerte en el último hospital, de la zona, seleccionado. Su sorpresa fue
cuando en recepción le dijeron:
-
Actualmente, no
contamos con ningún pedagogo, pero hay un caso en el que creo que precisan de su ayuda, sígame.
Después de subir varias plantas, el pedagogo y la
recepcionista, casualmente, se encontraron que el doctor al que buscaban. Este
último y el pedagogo, se dirigieron a una de las secciones más triste del
hospital. Una vez allí, le explicó el caso de una niña con leucemia. A continuación,
el médico guío al pedagogo hacia la habitación donde se alojaba la niña. Al
entrar vio un pequeño cuerpo inquieto de ojos pardos sobre una camilla, el
médico salió de la habitación para que se conocieran. Rápidamente, la niña y el
pedagogo congeniaron. Este comenzó a tratarla y descubrió qué podría hacer por
ella. Al salir de la habitación fue en busca del médico para proponerle su
ayuda.
El pedagogo
le explicó al médico que podía ayudar a la niña a hacer frente a su enfermedad
cuidándola, ayudándola y ofreciéndole apoyo pedagógico para seguir con sus
estudios a lo largo de su proceso de hospitalización ya que está en edad de
educación obligatoria. Además la niña tenía necesidades psicológicas que él
podría cubrir. Afectada emocionalmente por su leucemia, necesitaba la ayuda del
pedagogo para adaptarse al hospital durante su estancia. El médico, sin
dudarlo, aceptó la ayuda del profesional, y acordaron empezar con la terapia en
los próximos días.
El pedagogo, esa misma noche, buscó ayuda en la Web
2.0. En Edmodo se inscribió a un grupo formado por pedagogos que aportaban,
también, apoyo a niños enfermos. También accedió a blogs para buscar ideas y
prácticas que podría aplicar con la niña. Por último, con la ayuda de la
Encarta y la plataforma online de ASCOL (Asociación contra la leucemia y
enfermedades de la sangre), se informó sobre la leucemia. Y, como no era un
experto sobre este ámbito, creo su propia manera de aprender y de evaluarse a
través de su nuevo PLE, con herramientas de la Web 2.0 y sitios online
especializados en la leucemia y el apoyo emocional; recursos de esas mismas
plataformas; y Personal Learning Network; como profesionales de distintas
índoles involucradas en su caso.
El pedagogo siguió paso a paso las
fases por las que iba a pasar la niña durante su enfermedad. El primer mes tuvo
lugar la fase de admisión. La niña sintió inquietud y ansiedad, pero ante esta
situación el pedagogo la ayudó con su nueva circunstancia, y le hizo compañía
cuando sus familiares no podían estar con ella, además le contó cosas buenas de
cada uno de los profesionales que le atenderían. Le enseñó con su portátil
casos de leucemia que habían salido bien y muchas historias con finales
felices.
En las
semanas siguientes se manifestó la fase de estancia, el pedagogo inscribió a la
niña a varios foros para que compartiera en la Web su experiencia con otros
niños en circunstancias similares. Esto creó en ella un clima de apoyo y
afecto. También el pedagogo diseñó una planificación con ayuda de sus
compañeros de Edmodo, habló con su familia para favorecer la conducta con la
niña. Y la preparó para su próxima vuelta a la vida normal orientándola en sus
estudios.
Tras la
recuperación de la niña se inició la fase del alta. Ésta, el equipo médico y la
familia agradecieron al pedagogo su ayuda para llevar de la mejor forma posible
esta difícil situación. Por ello, el hospital decidió contratar al pedagogo de
manera formal para que hiciese su importante labor con otros niños.
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